Guia v5/Gestionar nuestros programas

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Tabla de contenidos

Gestionar nuestros programas

Mientras el avispado lector va encontrando las diferencias del ejercicio anterior, vamos a explicar a usuarios como Juana qué hacer con toda esta oferta y calidad de programas libres y gratuitos.


El menú de aplicaciones

En el panel superior tenemos el menu de Aplicaciones, desde allí accedemos a las aplicaciones de escritorio que tenemos instaladas. De hecho hay mucho más software instalado en nuestro sistema que no aparece allí, se trata principalmente de programas utilizados por el sistema para su funcionamiento y administración, así como aplicaciones y bibliotecas cuya función no es es operar directamente con el usuario sino con otras aplicaciones.

En resumen, en el menú de Aplicaciones figuran todos los programas de usuario prestos a ser iniciados con un simple clic de ratón. Dicho menú se divide en categorías, que puede variar dependiendo del tipo de programas que tengamos instalado. El menú que nos aparece tras una instalación corriente está compuesto de las siguientes categorías, clasificadas alfabéticamente:

  • Accesibilidad - Aplicaciones enfocadas a usuarios con algún tipo de discapacitación, las hemos repasado en el apartado Accesibilidad para usuarios especiales del capítulo 4. Coloniza tu sistema.
  • Accesorios - Pequeñas utilidades que nos ayudan en el día a día, como una calculadora, un simple editor e textos, notas recordatorias, etc.
  • Gráficos - Software de diseño gráfico y utilidades relacionadas con imágenes.
  • Internet - Todos los programas especializados en conectarnos y conectarse: conectividad 3G, navegador web, lector de correo, mensajería instantánea y chat, gestores de descargas, etc.
  • Juegos - La palabra lo dice todo. Actualmente los juegos libres ofrecen un promedio de menos sangre y espectáculo que los comerciales, pero la variedad es creciente y el entretenimiento está asegurado. Por ejemplo, tenemos un Sudoku con infinitas partidas.
  • Oficina - Incluye las aplicaciones habituales y algunas otras más novedosas: procesador de texto, hoja de cálculo, creador de presentaciones, organización de contactos y calendario, etc.
  • Sonido y vídeo - Una combinación de reproductores de música y video con editores para la creación sonora y musical, más otras aplicaciones de grabación/creación de CD/DVD's, etc.

También hay una entrada para Herramientas del sistema, categoría que tuvo un sentido en los años en los que los usuarios de GNU/linux tenían por lo general un perfil muy técnico, pero actualmente ha quedado bastante reducida y con escaso control del sistema. Allí encontramos lo que su nombre indica, programas para ayudarnos a administrar el sistema, y en próximas versiones está llamada a disolverse en el menú de Sistema sobre el que tanto hemos hablado en capítulos anteriores.


Editar el menú

Los menús, en manos del usuario.
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Los menús, en manos del usuario.

Cuando instalamos nuevas aplicaciones de escritorio, éstas van encontrando su ubicación en el menú. En el caso de que una aplicación pertenezca a una categoría inexistente, la crea automáticamente. Así, dependiendo de los programas que instalemos podemos ver cómo aparecen categorías tales como Educación o Programación.

Aunque para la mayoría de usuarios esto ya esté bien así, no tenemos por qué conformarnos con un menú de serie si tenemos claro cómo queremos organizar las categorías y programas de nuestro propio árbol de aplicaciones.

Sistemas > Preferencias > Menu principal

Esta aplicación se trata de un editor de menús de fácil manejo. Con él podemos realizar las siguientes acciones:

  • Añadir nuevas categorías u ocultar las existentes.
  • Reordenar categorías y supeditarlas a categorías principales.
  • Añadir nuevas entradas de programas u ocultar las existentes. Esta acción no instala o desinstala el programa en sí, la acción se limita a las entradas en el menú.
  • Reordenar los programas dentro de una categoría o moverlos a otra categoría.
  • Renombrar y cambiar el icono de categorías y entradas de programas.

Localizar, instalar y desinstalar programas

Los repositorios, vistos desde el prisma de nuestro sistema.
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Los repositorios, vistos desde el prisma de nuestro sistema.

La selección de programas con la que nos encontramos el primer día es sólo una muestra de todo lo que la comunidad del software libre nos puede ofrecer. Esta muestra ha sido debatida y consensuada entre uno o varios equipos de desarrolladores que conocen muy bien lo que se cuece en la comunidad. Pero bueno, esta selección no deja de ser una propuesta genérica a una abstracción de lo que pueden ser las necesidades del usuario promedio.

Detrás del escritorio, a unos pocos clics, se encuentran centenares y hasta miles de paquetes prestos a ser llamados, descompromidos y configurados para convertirse en una entrada más en nuestro menú de Aplicaciones. A continuación vamos a explicar dos métodos para encontrar el software que nos interesa e instalarlo, uno muy sencillo pero algo limitado y otro sólo algo más complejo pero repleto de posiblidades.

También podemos desinstalar software que no nos interese, pero a menos que vayamos muy cortos de espacio libre en el disco recomendamos esperar un poco. No sólo por darles un poco más de tiempo y confirmar que tales aplicaciones realmente no nos interesan, sino también para familiarizarnos con el sistema y entender el funcionamiento de los paquetes y repositorios.

Hay algunos conceptos que debemos tener claros, como mínimo desde un punto de vista muy pragmático:

  • Paquetes - Son los los programas y su envoltorio, a punto de ser bajados de Internet o copiados de un CD/DVD para ser instalados y configurados. Nuestro sistema mantiene un control de los paquetes que tiene correctamente instalados y de los que sufren algún problema.
  • Versiones - Los desarrolladores de nuestra distribución van actualizando los paquetes y asignándoles nuevas versiones. las actualizaciones se pueden deber a una nueva versión del programa que contienen, a la incorporacion de parches de seguridad que resuelven problemas encontrados o a una combinación de ambos factores. Nuestro sistema mantiene un control de las versiones de los paquetes instalados y las últimas versiones de esos mismos paquetes disponibles, notificándonos cuando hay posibles actualizaciones.
  • Repositorios - Son como armarios donde se guardan los paquetes y que mantienen unos índices de los paquetes que albergan y sus correspondientes versiones. Es habitual que estemos conectados a varios repositorios. Nuestro sistema mantiene un índice general con la lista de paquetes disponibles sumando todos los repositorios. E el caso de que un mismo paquete se encuentre en varios repositorios el sistema tenderá a listar el que disponga de una versión más reciente.
  • Dependencias - Algunos paquetes se instalan de por sí, pero en muchas ocasiones la instalación de un paquete requiere que en el sistema haya instalados otros paquetes relacionados: pequeñas aplicaciones que operan detrás del programa que queremos instalar, bibliotecas, lenguajes de programación... Esto implica que el buen funionamiento de un paquete depende de la correcta instalación de otros paquetes, en esto consisten las dependendencias.
  • Metapaquetes - Paquetes que tienen como única misión el agrupar diversos paquetes mediante dependencias. De esta forma, instalando un solo metapaquete se producirá una reacción en cadena que implicará la instalación de varias paquetes con sus respectivas dependencias, todos bien integrados y compatibles en cuanto a dependencias y versiones.
  • Conflictos - Las dependencias no sólo se establecen entre paquetes determinados, sino que éstas requieren versiones específicas de dichos paquetes para asegurar que el programa que deseamos instalar funcione correctamente. Además, estas versiones de los nuevos paquetes a instalar deben integrarse sin problemas a todo lo que ya tenemos instalado... Aunque parezca mentira, los paquetes y versiones encajan generalmente como un puzzle sin dar problemas, en esto consiste el hecho de mantener una buena distribución GNU/linux. Pero un sistema corriente puede tener un millar de paquetes instalados y configurados, por lo que garantizar que cualquier combinación de nuevos paquetes instalados va a seguir encajando es complejo. A veces nuestro sistema detecta que una instalación va a causar un conflicto de dependencias, ya sea por un problema de versiones incompatibles o de paquetes que no pueden coexistir.

Todo esto que puede sonar razonablemente complejo al famoso "usuario promedio" es ejecutado con maestría por un par de aplicaciones que se encargan de casi todo. Nosotros nos podemos centrar en buscar el software que queramos instalar, y el resto en la mayoría de los casos será cuestión de un par de clics.


Muy fácil: instalador de aplicaciones

Añadir programas de forma clara e intuitiva desde el menú.
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Añadir programas de forma clara e intuitiva desde el menú.
Los pasos son claros
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Los pasos son claros
El nuevo software empieza a bajar.
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El nuevo software empieza a bajar.
Opcionalmente podemos ver las descargas individuales.
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Opcionalmente podemos ver las descargas individuales.
Instalando y configurando sin necesitarnos.
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Instalando y configurando sin necesitarnos.
Opcionalmente podemos ver qué sucede tras el telón.
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Opcionalmente podemos ver qué sucede tras el telón.
Instalación exitosa. Nuevos juguetes nos están esperando.
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Instalación exitosa. Nuevos juguetes nos están esperando.

Aplicaciones > Añadir y quitar

Este instalador de aplicaciones que tenemos tan a mano es una pequeña maravilla. En su ventana se combinan dos factores: una tecnología que nos permite instalar y desinstalar programas de la forma más sencilla y una selección de programas recomendados que es el fruto de mucho conocimiento y consenso humano.

Es muy útil sobretodo cuando estamos dando nuestros primeros pasos en el software libre y queremos echar una ojeada a qué se ofrece aquí. También resulta útil a usuarios más avanzados, que en cada nueva versión pueden echar una ojeada a esta cuidadosa selección de programas para ver si hay alguna novedad destacada.

La lista de entradas que encontramos en la pantalla inicial se corresponde con la lista de categorías de nuestro menú (siempre y cuando no lo hayamos editado radicalmente). Navegando por cada categoría podemos encontrar:

  • Programas ya instalados. Tienen su cajita marcada, y si la desmarcamos se desinstalarán.
  • Programas disponibles pero no instalados. Son la primera línea de recomendación, si marcamos su cajita se instalarán.
  • Más programas, un segundo nivel de recomendación.

Si clicamos en el título de una aplicación veremos su presentación resumida. Está en inglés y hoy por hoy las descripciones de los programas obtenidas en los repositorios son una de las regiones no traducibles del software libre.

Sólo con estos tres niveles estamos manejando una selección de centenares de aplicaciones, escogidas grano a grano por nuestros mejores recolectores. Pero hay más, muchas más, clicando en Archivo > Avanzado.

Si ya sabemos el nombre de programa que buscamos, sólo tenemos que introducirlo en el buscador et voilà. Problema: el software libre es tan libre que a menudo las aplicaciones cambian de nombre por ser rebautizadas por las distribuciones, traducidas del inglés... Ante un obstáculo así la mejor solución (aunque no siempre la más rápida) es preguntar por el nombre del paquete, con él no hay pérdida.

Cuando hayamos seleccionado los programas que queremos instalar debemos seguir estos pasos:

  1. Clicar en Aplicar.
  2. Una ventana nos mostrará las aplicaciones que nos disponemos a instalar o desinstalar. Clicamos Aplicar si todo está correcto.
  3. Empieza la descarga de los paquetes. Probablemente veremos que están descargándose más paquetes que programas hemos solicitado bajar. La diferencia son los paquetes necesarios por las dependencias. Nótese que no hemos tenido que preocuparnos por ellos. Si queremos ver cómo va el descenso podemos seleccionar Mostrar el progreso de cada archivo individual.
  4. Una vez bajados los paquetes empieza el proceso de instalación y configuración. Lo más probable es que el sistema lo haga todo solito. Sólo en algunas ocasiones se nos planteará alguna pregunta sobre nuestras preferencias a la hora de configurar una nueva aplicación. Si queremos ver los detalles de lo que está sucediendo podemos seleccionar Terminal. Aunque nosotros veamos una simple barra de progreso, en el ambulacro la actividad es bastante frenética. Instalar y configurar programas consume bastantes recursos, aunque esto no impide que nosotros sigamos con nuestro trabajo.
  5. Una vez finalizado el proceso nos aparecerá una pantalla informativa: Nuevos programas instalados. Cerramos y adelante, a disfrutar.

Muy completo: Synaptic

Resultados de la búsqueda "chess" (ajedrez).
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Resultados de la búsqueda "chess" (ajedrez).
El paquete eboard no pide más paquetes por dependencias.
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El paquete eboard no pide más paquetes por dependencias.
Un paquete como drupal arrastra docenas de paquetes adicionales a causa de las dependencias.
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Un paquete como drupal arrastra docenas de paquetes adicionales a causa de las dependencias.

Hay alguna posibilidad de que en el proceso anterior el instalador de programas nos comunique que la instalación que queremos realizar es más compleja de lo que él es capaz de manejar. En principio no es nada grave, sucede generalmente cuando hay un conflicto de dependencias que no es capaz de resolver automáticamente. Tambien se nos queda corto este instalador cuando queremos añadir a nuestro sistema una aplicación que no figura en su selección ni en el índice de su buscador (por ejemplo a raiz de un problema de traducción o rebautizo del programa al español).

Llegados a este punto Synaptic entra en acción. Hay dos formas de llegar a ella, bien a través de Archivo > Avanzado en el menú del instalador de programas o bien bajo su propia entrada en el menú:

Sistema > Administración > Gestor de paquetes Synaptic

Por una cuestión de seguridad y estabilidad del sistema sólo podemos tener una aplicación de gestión de paquetes abierta a la vez. Intentar abrir Synaptic cuando el instalador está ya abierto o a la inversa generará un mensaje de error, que se resuelve simplemente cerrando la aplicación con la que no ya deseamos trabajar.

Synaptic se organiza un poco como el instalador de programas, pero con una estética menos chic y unos volúmenes de información y transparencia más grandes. En la pantalla inicial tenemos una lista de categorías en la columna izquierda y un listado de paquetes en el bloque central, con una ventana de información del paquete seleccionado en la parte inferior. Si observamos el pie de la ventana veremos unas interesantes cifras, del tipo:

17825 paquetes listados, 1057 instalados, 0 rotos. 0 para instalar/actualizar, 0 para eliminar

Efectivamente, todos esos miles de paquetes a escoger. Y todos preparados para ser insertados como piezas de puzzle en nuestro sistema, con sus versiones y dependencias ya definidas con el objetivo de no generar conflictos.

Pero vayamos al grano. Lo que nos interesa es encontrar los paquetes de los programas que deseamos instalar. Lo primero que haremos será clicar en Recargar para asegurarnos de que la lista de paquetes en los repositorios está actualizada.

Aunque podemos ir clicando en las categorías de la izquierda para ir curioseando y buscando temáticamente, lo habitual es utilizar el buscador. Es recomendable introducir alguna cadena de texto que sepamos que aparecerá en el nombre del paquete (ej: "openoff" dará como resultado todos los paquetes relacionados con OpenOffice.org) o algún elemento que creamos que aparecerá en su descripción (ej: wifi, laptop, Spanish...). Lo mejor es empezar con textos básicos y si obtenemos demasiados resultados ir afinando.

  1. Una vez que hemos encontrado el paquete que deseamos, lo clicamos con la tecla derecha del ratón y en su menú contextual seleccionamos Marcar para instalar.
  2. Repetimos la búsqueda tantas veces como querramos hasta haber seleccionado todas las aplicaciones que deseamos instalar.
  3. Cuando ya tenemos la lista completada clicamos Aplicar.
  4. Una ventana nos informa de todos los paquetes a instalar y actualizar, mostrando no sólo los paquetes que hemos seleccionado sino también todas sus dependencias.

A partir de aquí el proceso es el mismo que con el instalador sencillo. Como se puede comprobar, Synaptic tampoco es tan complicado.

Siempre es recomendable mirar qué paquetes estamos instalando y sobre todo desinstalando antes de clicar a Aplicar. Nos podemos llevar sorpresas. Por ejemplo, igual pensamos que tal aplicación no es necesaria para nosotros y la marcamos para desinstalar. Pero resulta que esa aplicación está ligada a un metapaquete y la desinstalación del programa conlleva la desinstalación de docenas de paquetes entre los cuales figuran otras aplicaciones que sí nos interesa mantener.

A la inversa, en ocasiones instalar una miniaplicacion de pocos kilobytes implica el introducir en nuestro sistema toda una nueva plataforma de programación, bibliotecas, etc, implicando varios Mb en nuestro sistema.

Ocasionalmente puede suceder que queramos instalar programas que generan conflictos de dependencias. Synaptic nos avisará y se ofrecerá a intentar resolver ella misma los problemas de dependencias de forma inteligente, según afirma. En la mayoría de casos así es, y tras unos instantes podemos Aplicar para iniciar la instalación.

En otros casos Synaptic también reconoce que no puede solucionar el problema automáticamente, dejándolo en nuestras manos. En el reporte del problema la aplicación nos informa de cuáles son los paquetes que generan los conflictos de dependencias. A veces el problema se resuelve desinstalando un paquete que no estamos utilizando, o que depende de una aplicación que ya no nos interesa. En contados casos el dilema será más serio, ante lo cual recomendamos ponernos en contacto con los foros de soporte de la distribución para exponer el problema, especificando los paquetes que deseamos instalar y los ya instalados que están presentando un conflicto.

Actuar a la brava cuando hay problemas de dependencias es una amenaza para la estabilidad de nuestro sistema. En caso de duda es mejor no tocar lo que ya está instalado y funciona. Un exceso de confianza desinstalando paquetes que no conocemos puede acarrear consecuencias varias, que pueden ser desde imperceptibles a tan graves como que no podamos arrancar el sistema una vez lo hayamos apagado. Avisados están.

Gestión de repositorios

Este apartado nos lo saltamos para la Guía Guadalinex, ya que por defecto tiene todos los repositorios
de Ubuntu activados, por lo que poca cosa necesita tocar aquí un usuario básico.

Mantener el sistema al día

A diferencia de un CD o un DVD cuyos contenidos son eminentemente estáticos, los repositorios de una distribución son bastante dinámicos y cada día pueden aterrizar nuevas versiones de paquetes.

Actualizaciones de seguridad

Normalmente estas nuevas versiones implican saltos mínimos y se corresponden con actualizaciones de seguridad: conflictos de dependencias resueltos, vulnerabilidades localizadas y solucionadas y poco más. Cada vez que nuestro sistema contacta con los repostorios comprueba si hay nuevas versiones de los paquetes instalados y en caso de haberlas nos avisa e invita a proceder a su actualización.

Este tipo de actualizaciones acostumbran a ir como una seda, con procesos automáticos en los que nuestra intervención no es necesaria para nada.


Actualización de distribución

Cada seis meses Ubuntu lanza una nueva versión de su distribución, lo que causa una conmoción en los repositorios ya que aparece una nueva rama de paquetes y versiones. Este proceso afecta igualmente a los usuarios de distribuciones derivadas de Ubuntu, como Guadalinex, ya que se nutren en parte o totalmente de estos mismos repositorios.

Cuado haya disponible una actualización de distribución nuestro sistema nos avisará, si es que no nos hemos enterado ya antes de la noticia. Para realizar la actualización deberemos seguir escrupulosamente los pasos que nos indicarán en el anuncio de la nueva versión. Por lo general estos pasos se limitan a editar la lista de repositorios, acción que se puede realizar desde el propio Synaptic.

El hecho de que nuestra distribución actualice su versión no nos obliga a actualizar nuestro sistema. Puede suceder que estemos satisfechos con nuestros actuales programas y no sintamos una necesidad de actualizar, o que estemos en medio de un proyeco delicado y no queramos exponernos a riesgos y cambios.

Actualizar la distribución implica normalmente actualizar y modificar centenares de paquetes, lo que a su vez implica bajar y guardar temporalmente en nuestro disco duro centenares de Megabytes.

Además, la transición puede generar algún problema ya que estos centenares de paquetes en danza siguen sujetos a unas versiones y dependencias. Una interrupción en la conexión, un problema en la instalación o configuración de un paquete, un fallo de memoria en nuestro ordenador... puede causar problemas. Si algo de todo esto sucede el consejo por defecto es reiniciar Synaptic (o incluso reiniciar el ordenador) y seguir con el proceso de actualización aunque necesitemos dos o tres intentonas hasta completarlo.

Hay quien esquiva este proceso por completo manteniendo el directorio /home con todos nuestros archivos intactos e instala de nuevo la distribución en su nueva versión. La comodidad o no de esta vía alternativa depende en buena parte de la cantidad de programas que hayamos actualizado en nuestro sistema desde que éste fue instalado.

Poniendo un poco de perspectiva en esta cuestión, las actualizaciones de distribución son cada vez más fluidas, y precisamente Ubuntu está invirtiendo esfuerzos en que este salto semestral acarree los mínimos problemas posibles.


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